El pasado sábado fue un día especial. La jornada comenzó muy pronto: algunos estábamos enfrente de la puerta de la Asamblea a las 8:30 h, junto con los padres de una de una de las políticas que iban a tomar posesión de su acta como diputada de la Ciudad Autónoma de Ceuta. Poco a poco fueron llegaron más personas a la puerta del Ayuntamiento, algunos familiares de los diputados electos y otras personas que simplemente pasan por allí y al enterarse que el acceso era libre decidieron ponerse en cola para poder asistir a la constitución del nuevo pleno de la Asamblea. Así que en la cola nos juntamos gentes de lo más variado: familiares de los políticos con sus mejores galas, “indignados”, ciudadanos de a pie…. Todos en el mismo plano de igualdad para acceder a la que dicen “la casa de todos”. Nada de privilegios ni favoritismo. Los primeros en entrar fueron quienes más madrugaron. Un verdadero ejercicio del principio democrático de la isonomía (igualdad ante la ley).
En grupo de cinco fuimos entrando en el Ayuntamiento. Tras pasar por el control de acceso y acreditar la identidad, la gente fue entrando en el salón de plenos. Los primeros del movimiento 15 M en entrar esperamos al resto del compañeros. Para nuestra sorpresa vimos cómo a varios de nuestros amigos les iban apartando por efectivos de la UIR para, según supimos luego, cachearlos por si portaban “objetos punzantes o cortantes”. Todo ello después de haber pasado previamente por un arco de seguridad y los bolsos por un scanner. Y aquí viene la primera pregunta que nos surge: ¿Por qué este trato discriminatorio y humillante hacia los integrantes del movimiento 15M de Ceuta? ¿Cómo sabían quienes somos los integrantes de este colectivo de ciudadanos hartos de la pseudo democracia que está instalada en este país? ¿Será que la Policía Local también se dedica a misiones de información?. Y lo peor de todo: ¿A qué viene la absurda pregunta de si llevábamos objetos punzantes?. ¡Se pensarán que somos un grupo de peligrosos terroristas!. Igual la explicación es más sencilla. Más bien pensamos que se trataba de atentar contra nuestra dignidad como ciudadanos. Con este gesto lo que han conseguido es dejar aún más clara, como manifestó recientemente Eduardo Galeano, la diferencia entre los indignos y los indignados.
Tras el desagradable episodio del cacheo ocupamos nuestros asientos en el salón del pleno. De manera completamente respetuosa fuimos testigos de la jura del cargo de todos y cada de uno de los nuevos diputados de la Asamblea. Una vez que finalizó el último de los diputados, y mientras la gente aplaudía, mostramos una pequeña pancarta en la que se podía leer “no nos representan”. Acto seguido salimos en silencio del salón para salir del ayuntamiento. Pero nos espera media UIR para tomar los datos a varios compañeros, advirtiéndonos que serían sancionados por incumplir el reglamento de la Asamblea. Según nos dijeron había un cartel en la entrada del salón que advertía sobre la prohibición de mostrar pancartas durante las sesiones del pleno. Pero nada de esto dice el Reglamento de la Ciudad Autónoma de Ceuta. Lo único que dice el aludido reglamento, en su artículo 67, es que el Presidente podrá sancionar a aquellas personas que “dieren muestras de aprobación o rechazo, faltaren a la debida compostura o perturbaran el orden”. Nosotros no hemos infringido ninguna norma, pues de nuestra boca no ha salido ni una sola palabra de desaprobación ni hemos interrumpido el acto. Dicho esto, y reclamando de nuevo la igualdad ante la ley, la Policía Local tendría que haber tomado los datos de todas aquellas personas que se han roto la mano cuando el Presidente de la Ciudad ha jurado su cargo o a los familiares de un diputado del Partido Popular que no han podido contener su emoción cuando su familiar ha jurado el cargo de diputado. ¿No se supone que no se pueden dar muestras de aprobación?. ¿O será que las sanciones y los cacheos sólo son para quienes no son complacientes con los detentadores del poder?. ¡Y algunos todavía se preguntan porqué la gente se ha echado a calle para exigir una democracia real!.
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