Hay quien piensa que poco tiene que ver el respeto con la política, y no voy a ser yo quien demuestre lo contrario, después de lo vivido en la sesión constitutiva de la Asamblea de la Ciudad de Ceuta. Para acceder a ella, cualquier ciudadano con inquietudes debía guardar su turno, sin privilegios, ni inventadas invitaciones. Por eso, nos podíamos encontrar allí, desde la señora de Juan Vivas, con cara de sueño y un vestido de bautizos, bodas y comuniones, pagado por todos los ciudadanos, hasta abuelos deseando ver cómo sus nietos, nuevos concejales juraban o prometían cargos, incluso al señor esposo de Rabea Mohamed, con actitud altiva, demostrando no haber aprendido nada de la política social que ejecuta su mujer.
Como si se tratara de una situación de emergencia, el cuerpo de policía, casi al completo (entiéndase con ironía), saludaban amablemente a casi todo el mundo mientras tomaban datos. Todo transcurría con normalidad hasta que llegó el turno de entrada de algunos componentes de 15MCeutí. Los policías dejaron de saludar amablemente, y comenzaron una estrategia intimidatoria. Los indignados fueron llevados a los servicios para ser cacheados y desnudados en busca de objetos punzantes o contundentes. Pretendían humillar a personas con una formación muy superior a la de ellos, tratándolos como terroristas, delincuentes o algo parecido. Deberían aprender que cuando se trata con gente de cierto nivel social e intelectual el único objeto contundente es la palabra.
Una vez en el Pleno, el acto transcurría con normalidad, políticos que llegan tarde, desfiles de egos impostados, besos y apretones de manos a mansalva, en definitiva, lo de siempre. Dos han sido los momentos más interesantes, el primero, cuando Gregorio García Castañeda ha leído su juramento, con cierta dificultad, seguramente debido a la falta de formación, y tras acabar, su mujer aplaudió como si se le fuera la vida en ello o le hubiera tocado la lotería. En cierta forma sí, el azar siempre gana a los años de estudio y al trabajo bien hecho. El segundo momento, ha sido cuando todos nuestros políticos han terminado de jurar o prometer el cargo, los indignados han tomado la palabra con una pancarta que decía: NO NOS REPRESENTAN. Sin más alteración han abandonado la sala, encontrándose de nuevo con los policías, que haciendo uso de sus funciones, un tanto alteradas, le han advertido que pronto les llegará la sanción correspondiente. Ahora, me pregunto yo, si en un acto de este tipo, el pueblo no se puede expresar ni para bien, ni para mal, ¿Qué tienen que ver los políticos y el pueblo? ¿Habrán sancionado a la señora de Gregorio García? ¿Al niño que vitoreaba el nombre de su pariente, ¡Susanaaaa!?
Este tipo de situaciones con las fuerzas de seguridad, al mando de quién sé yo, incrementan que haya más indignados, y todo por no dejar hacer uso de la libertad de expresión. Lo positivo de esta jornada, es aprender que algunas veces para que se nos escuche, debemos saltarnos algunas reglas. Eso sí, siempre de forma no violenta, como lo ha realizado el 15MCeutí. Escasa catadura moral tienen que tener aquellos que tras un uniforme se olvidan que están tratando con personas, menos mal que todos no son iguales. Y para aquellos que nos gobiernan, advertirles que no todo vale, si ellos hubiesen escuchado al pueblo, no tendrían que hacer uso de guardaespaldas remunerados con los impuestos de todos, pero ya lo decía Machado, En política sólo triunfa quien pone la vela donde sopla el aire; jamás quien pretende que sople el aire donde se pone la vela.
José Ríos
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